lunes, 16 de noviembre de 2009

"Las Relaciones sociales en el Autismo"


Cuando trata uno con estos chicos, a menudo se siente tentado de hablar de una manifiesta deficiencia afectiva. Esta se desprende ya del aislamiento en que viven tales niños con relación a las demás personas y de su oposición al del mundo circundante, y en especial a sus familiares más próximos. Son muy pobres en muestras de afecto y cariño, que es precisamente lo que hace tan agradable y satisfactorio a la convivencia con el niño normal. De algunos de tales niños se oye decir que jamás se han mostrado cariñosos e incluso que habían reaccionado enfurecidos al querer hacérseles mimos. También sus actos de maldad y crueldad apoyan netamente el supuesto de su gran pobreza afectiva.


Son egocéntricos en grado sumo, interesados brutalmente, son la consecución de sus deseos, persiguiendo únicamente lo que responde a sus propios intereses e impulsos, sin atender para nada a las ordenes o prohibiciones. Les falta el sentimiento de respeto para con los demás. Si habla uno con ellos, le tratan de igual a igual, hablan con gran aplomo y sin sumisión alguna. También en sus actos de desobediencia llegan a falta de respeto inauditas, aunque pronto se evidencia que su desconsideración no brota de un ánimo intencionado y conciente, sino de trata de una incapacidad propia para captar la condición del otro.


La mirada del autista:
La mirada de un niño autista no es igual a la de un niño normal que a partir del tercer mes de vida la mayor parte de sus relaciones con los circunstantes se establecen por medio de ella; en cambio un niño autista nunca logra mantenerla fija en un objeto determinado ni en una persona precisa sino que solo ocasionalmente lo roza con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario